lunes, 1 de noviembre de 2010


Gracias Néstor


Te recordamos por haber hecho camino...


Hace casi diez años el lema “Que se vayan todos” era el titular mental de los individuos de la sociedad, pero esto cambió. Y no es puro azar, sino que fue alguien, él mismo, el que nos permitió que hoy el lema sea “No te vayas Néstor”.

En 2001, rechazamos la permanencia de las autoridades, y hasta de los ideales que quisieron imponer. A diferencia, con la partida no anunciada de Kirchner, pedimos, apoyamos y luchamos con cuerpo y alma para que los ideales sigan orientándonos…para que ese país que comenzó en 2003 no se acabe.

Puede que en mi situación se mezclen los sentimientos personales, pero es inevitable, cuando se pierde a un “Líder”, se conmueven las fibras más íntimas.

Hace seis años, mi padre falleció. Fue así, como pasó con Néstor: repentina y dolorosamente. En ese momento, el lugar del líder, ese “jefe de familia”, quedó vacío. Mi dolor se fue convirtiendo en temor, porque al irse él, mi grupo familiar y yo quedábamos desprotegidos: ¿Y si a mi madre le pasaba algo?

Varios años me persiguió esa pregunta, y aún respuesta no tiene, pero sé que los valores e ideales de “ese líder que no está”, siguen estando. Y quizás hoy, sean ellos mi escudo.

La misma sensación (quitando la angustia por no tener un lazó estrictamente afectivo y parental) tuve en el momento que me enteré que el Líder- para mí, el Líder del Pueblo- se había ido. Y ahora me pregunto: ¿Y si le pasa algo a Cristina?

Seguramente será una pregunta que no tenga respuesta, como la anterior. Pero sí puedo repetir, que sus ideales, su garra, su valor, y su fuerza…hoy son el escudo protector que nos permite seguir adelante. No me refiero a mi escudo, ni al de Cristina, ni al de la gente…me refiero al del Pueblo.

Retomo...siempre, desde lo que yo siento, o viví, y tengo la suerte (Gracias Néstor) de poder expresar libremente.

Aquel 2001 la Plaza se llenó de gente, de gente que pedía a gritos algo…distinto. Hoy, o hace unos días, la Plaza se llenó de silencio, del silencio del Pueblo. Éramos un todo, y a la vez no éramos todos. Éramos (somos) un pueblo que con su silencio no pedía, no criticaba, no exigía..sólo, el silencio despedía, era un silencio que hablaba.

No puedo negar que existió algún que otro insulto hacia la traición del vicepresidente, pero entiendo, como parte de ese “Todo”, que el dolor es más fácil cuando existe “otro” a quién denostar; porque la rabia calla un poco el llanto interior.

En 2001 la gente estaba incendiada de impotencia. Hoy, el Pueblo sólo quería entrar a esa capilla ardiente de ideales, y poder decirle adiós a aquel zaparrastroso que nos dio la esperanza de que se puede volver a empezar.

El ruido disonante de las cacerolas, se convirtió en un aplauso homogéneo. El ruido del metal individual, pidiendo cada uno por su necesidad, hoy se convirtió en un aplauso unificado, las palmas sonaban uniformemente…era ese, el Pueblo el que aplaudía.

Qué más decir…que gracias a Néstor (y hoy a Cristina) la impotencia dejó de serlo, y la esperanza brilló en nuestros ojos. Que la vergüenza dejó de sonrojarnos las mejillas, y la dignidad se fundió en nuestro pecho. Que la impunidad dejó de ser lo cotidiano, que el olvido no fue real, sino impuesto, que la memoria está siempre presente.

Por suerte la historia cambió, ya no existe un mandatario que se escapa volando esquivando nubes de insultos….por suerte, hoy Néstor se eleva ayudado por los aplausos, los agradecimientos…allá va él, a guiarnos desde nuestro cielo peronista.

Gracias.


1 comentarios:

Eduardo Eichel dijo...

La intencionalidad de tu artículo y el que publiqué hace pocos días en el mio, son muy similares. Quizás a vos te sucedió lo mismo que a mí, pero fue impactante cruzarse con tantos jóvenes que piensan y creen como vos o como yo. Hasta hace unos meses la palabra "kirchnerismo" era una mala palabra. Hoy, luego del lamentable hecho y de la expresión de la juventud en la plaza de mayo, se logró que Néstor y el proyecto nacional estén más respaldados que antes. Guardan en sus filas a aquel sector más importante para un movimiento: los jóvenes.
Muy lindo y emotivo artículo. Saludos