Las cacerolas tuvieron la culpa

Era aquel 28 de octubre del 2007 cuando nos levantamos con

ganas de comer unas ricas pastas domingueras.

Revisamos nuestra alacena, y teníamos lo básico para saciar

nuestro deseo.

Prendimos dos hornallas, en una pusimos la cacerola mayor con

bastante agua y sal gruesa, en la otra, la mas pequeña, una

pomarola que se dice ser bolognesa, pero apenas tiene unos

trocitos de carne.

Mientras nuestro rico y esperado almuerzo se cocinaba,

llamábamos a uno que otro amigo o familiar para ver como

estaba pasando su domingo. Era inevitable querer intentar

saber si ya habían depositado su boleta en la urna, pero

todos esos amigos y conocidos, respondían lo mismo: “Todavía

no fui, después de comer mis ricos fideos…. Iré”

Otros se juntaban a comer un asado, ya que en ese entonces,

un pedazo de carne, con una rica ensalada de papas, era algo

más que común, y lo encontrábamos en cualquier super o

carnicería.

Ya después de nuestro almuerzo dominguero y en familia, nos

agarraba esa tradicional pachorra

… aunque este domingo era diferente… todos debíamos cumplir

con nuestro deber de ciudadano, y aprovechar que nos “dan la

posibilidad de elegir”.

Esas infinitas colas, aumentaron nuestro deseo de

apachurrarnos en la cama...pero todavía nos faltaba un largo

rato para hacerlo.

Se ve que el cansancio nos hizo elegir la boleta equivocada,

pero no nos importaba porque ya nos quedaban pocas horas de

siestas, y a la noche nuestra cacerola iba a recalentar esas

ricas pastas con carne.

Y así fue , por culpa de esas cacerolas … que ganó esa

primera dama elegante.

Y es hoy, cuando las tenemos que castigar… y dar golpes a

ellas, porque golpearnos la cabeza sería bastante doloroso.

C.C.