La esperanza politizada
Ni los ideales ni el partido político representado son las promesas más fuertes…se llegó a tal punto que “la esperanza de cambio” se depositó en el color de la piel.
Desde el triunfo, y ahora más con su asunción…el mundo parece, paradójicamente revolucionado: Barack Obama es el causante de esto.
Ni los ideales ni el partido político representado son las promesas más fuertes…se llegó a tal punto que “la esperanza de cambio” se depositó en el color de la piel.
Desde el triunfo, y ahora más con su asunción…el mundo parece, paradójicamente revolucionado: Barack Obama es el causante de esto.
Un nuevo comandante de la Superpotencia, un demócrata joven, apuesto, y con aires de justiciero…un color distinto que promete el cambio (¿?).
¿Tan bajas son las apuestas y las convicciones que el color de la piel determina la esperanza?
No hay que adelantarse: ni acusar ni defender…el tiempo dirá.
Sólo sincerémonos y admitamos que la novedad no es el “Hombre de Negro en La Casa Blanca” sino el fin del poder de uno de los monsturos más grandes de la historia: George W. Bush.
Hoy en día la esclavitud no tiene color…pero si la hay.
El poder cambia de manos, pero la historia no se borra.
La esperanza se politizó.
Vieron…¡Dios no es blanco!
El poder cambia de color….ojalá también de rumbo.
El poder cambia de manos, pero la historia no se borra.
La esperanza se politizó.
Vieron…¡Dios no es blanco!
El poder cambia de color….ojalá también de rumbo.
 

 
 
 
 
 
 
 

 

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